Aunque parezca contradictorio, conocer, establecer y compartir nuestros límites puede ser una puerta para vivir en total libertad.
Empecemos definiendo qué es un
límite:
De acuerdo con la RAE, un
límite es "fijar la extensión que pueden tener la autoridad o los derechos y facultades de alguien"; de acuerdo con la psicología, un límite es lo que señala hasta dónde puede llegar la conducta e indica qué es lo que se puede o no se puede hacer. No hay que confundir límites con barreras, ten cuidado. Las barreras emocionales, físicas y psicológicas tienen como objetivo no permitir la comunicación e interacción con los demás. Los límites son la delimitación de lo que estás dispuesto a permitir o no en tus relaciones laborales, familiares, con quien sea que interactúes.
Entonces, cuando conocemos los límites sobre los cuales actuamos en confianza y poder, los límites en los que podemos responder sin reaccionar, los límites en los que estamos dispuestos a negociar podemos sentirnos en completa libertad.
Es necesario además de conocer nuestros propios límites, compartirlos con quienes convivimos y principalmente con quienes sentimos que los cruzan constantemente. De lo contrario, ¿cómo podrían ellos saber que están cruzando un límite tuyo? Quiero que sepas que compartir los límites es una tarea que en ocasiones resulta un reto y una incomodidad: reto para tí, si no estás acostumbrado a compartir tus límites y a poner un alto a todos quienes los cruzan y una incomodidad para quienes cruzan los límites pues sienten que les quitas el derecho a hacer lo que les de la gana. Y justamente de eso se trata, de que cada quien puede hacer lo que quiera, mientras no afecte la libertad del otro. ¿Recuerdas la máxima "entre los individuos como entre las naciones el RESPETO AL DERECHO AJENO es la PAZ"? Bueno pues aquí un claro ejemplo.
Una ventaja de los límites es que te proporcionan un "contenedor" por así decirlo de seguridad personal. Además son flexibles y puedes ir cambiándolos, extendiendo tu permisibilidad o reduciéndola de acuerdo a tu evolución y empoderamiento personal. También puedes cambiarlos con el tiempo, quitando algunos y posiblemente incluyendo nuevos límites de acuerdo con tu experiencia.
Te invito a hacer tu lista de límites y a compartirla en forma clara. El éxito de esta tarea está en que TÚ seas el primero en RESPETAR tus propios límites.
Mucho éxito en tu práctica. ¡¡Compártenos tu experiencia!!